Un lugar, este espacio en donde tengo el tiempo de escribir esto, es más bien un no- lugar, como decimos los sociólogos. Estoy ahora en el aeropuerto de Carrasco en Montevideo. El avión partirá a las 5 y son las 11 y 20, cancelaron el vuelo de la mañana a Santiago y quedé aquí en este no-lugar, en tránsito como para reflexionar en mi despedida del Uruguay.
Viví en Minas, allí llegué buscando la sierra, después de muchos días en los llanos Buenos Aires y aunque ir al Uruguay era solo un pretexto para “la visa”, el sentir la energía de la Villa Serrana y haberme sumergido en el agua del “baño de la india” en la mitad del invierno significó un nuevo tiempo para vivir cerca de la naturaleza y redescubrirme como latinoamericana en el centro de Minas, cerca al campo a uno de maravillosa belleza como el que hay allí.
Ese sentimiento hermoso de sentirme en casa, me aborda y me llena de energía, así aprendí allí que el amor dulce y comprensivo que nace entre las mujeres es la fuerza que cambia el mundo para bien. Aprendí que la solidaridad a veces consiste en dejar que el otro viva “solo” su proceso. Aprendí que si podemos confiar en la política y que un día d estos todos aquellos que la ejercen van a vivir por el bien de todos, con las prioridades adecuadas Uruguay me devolvió la esperanza para con nuestra América del Sur y la idea de América Holística.
En Minas compartí el mensaje Koregüaje, fuí con orgullo Kankurua.net. usando el arte para conversar sobre la vida, sabiendo que de nuestra conciencia depende el futuro de nuestra tierra. Canté canciones de amor para recordar que merecemos todo lo mejor porque somos todo. Estampé corazones sobre las paredes, las cortinas, la ropa y otras cosas para recordar que los corazones son Sagrados haciendo honor a nuestra misión como Sacred Hearts. Y recuperé una cisterna de sanitario para recordar que el agua potable tiene que usarse mejor convirtiéndola en una instalación de arte educativo… Qué viva la ecopedagogía!!.
Por todo gracias. Gracias a Ceci y Mariela por abrirme la puerta, a Virginia por su espíritu de aprender y compartir generosamente, a Noelia, Sofía, Alejandra, Vale y Cecilia por enseñarme acrobacias en telas, a Leila y la Chiqui por la música en vivo. A todas las mujeres con las que recordé que la vida es un juego y aquí estamos juntas para celebrar!
Gracias a la ciudad de Minas que está abierta a escuchar. A los medios locales por la difusión, a los profesores que me escucharon reflexionar sobre el aprender y la sincronización bilateral, a ellos gracias por los mapas mentales que han hecho y que harán. Gracias a la Casa de la Cultura por ofrecer cultura, por el espacio para conversar, por el arte expuesto y por la Misissipi Jazz Band. Gracias a la Escuela Agraria de Pirarajá por su iniciativa en la transformación hacia la cultura de la No Basura tejiendo conciencia de 4R (reducir, reciclar, reusar, recuperar). Gracias a Villa Serrana y sus flores de primavera, a sus amaneceres de miles de aves y sus noches de millones de estrellas.
Gracias a Jose por caminar la Villa conmigo, A Ché Valiente, Coco, Tommy y Yuluka los perritos, por ser calientitos, peludos y llenarme de besos babosos. A “La Casa” por ser Kankurua y abrir el espacio en donde el arte se traduce en libertad. A los maestros Edgardo, Gregorio, Tavo, Rafael por estar prestos a enseñar siempre, por tener confianza en lo solidario y por jugar! También gracias por los momentos a Pablo, a Miguel, a Enrique, a Aldo. Gracias a Dj Mandu por mostrarme la noche y ser el guía de fiestas, a los Patos por el patrocinio y a los Gatos por Don Gato y su apoyo a la música local… y a los músicos locales en general y a Leila y Santiago en particular por la mejor de todas las noches y las masitas de la mañana.
Estoy agradecida por cada sentimiento hermoso nacido en las miradas a los ojos, en los colores del atardecer, agradecida por las risas de los niños en los recreos, por los abuelos en bicicletas, por los boñatos, los cocidos, las tortas fritas y todo el mate que compartimos todos… gracias por quedarse en mi corazón..
Viví en Minas, allí llegué buscando la sierra, después de muchos días en los llanos Buenos Aires y aunque ir al Uruguay era solo un pretexto para “la visa”, el sentir la energía de la Villa Serrana y haberme sumergido en el agua del “baño de la india” en la mitad del invierno significó un nuevo tiempo para vivir cerca de la naturaleza y redescubrirme como latinoamericana en el centro de Minas, cerca al campo a uno de maravillosa belleza como el que hay allí.
Ese sentimiento hermoso de sentirme en casa, me aborda y me llena de energía, así aprendí allí que el amor dulce y comprensivo que nace entre las mujeres es la fuerza que cambia el mundo para bien. Aprendí que la solidaridad a veces consiste en dejar que el otro viva “solo” su proceso. Aprendí que si podemos confiar en la política y que un día d estos todos aquellos que la ejercen van a vivir por el bien de todos, con las prioridades adecuadas Uruguay me devolvió la esperanza para con nuestra América del Sur y la idea de América Holística.
En Minas compartí el mensaje Koregüaje, fuí con orgullo Kankurua.net. usando el arte para conversar sobre la vida, sabiendo que de nuestra conciencia depende el futuro de nuestra tierra. Canté canciones de amor para recordar que merecemos todo lo mejor porque somos todo. Estampé corazones sobre las paredes, las cortinas, la ropa y otras cosas para recordar que los corazones son Sagrados haciendo honor a nuestra misión como Sacred Hearts. Y recuperé una cisterna de sanitario para recordar que el agua potable tiene que usarse mejor convirtiéndola en una instalación de arte educativo… Qué viva la ecopedagogía!!.
Por todo gracias. Gracias a Ceci y Mariela por abrirme la puerta, a Virginia por su espíritu de aprender y compartir generosamente, a Noelia, Sofía, Alejandra, Vale y Cecilia por enseñarme acrobacias en telas, a Leila y la Chiqui por la música en vivo. A todas las mujeres con las que recordé que la vida es un juego y aquí estamos juntas para celebrar!
Gracias a la ciudad de Minas que está abierta a escuchar. A los medios locales por la difusión, a los profesores que me escucharon reflexionar sobre el aprender y la sincronización bilateral, a ellos gracias por los mapas mentales que han hecho y que harán. Gracias a la Casa de la Cultura por ofrecer cultura, por el espacio para conversar, por el arte expuesto y por la Misissipi Jazz Band. Gracias a la Escuela Agraria de Pirarajá por su iniciativa en la transformación hacia la cultura de la No Basura tejiendo conciencia de 4R (reducir, reciclar, reusar, recuperar). Gracias a Villa Serrana y sus flores de primavera, a sus amaneceres de miles de aves y sus noches de millones de estrellas.
Gracias a Jose por caminar la Villa conmigo, A Ché Valiente, Coco, Tommy y Yuluka los perritos, por ser calientitos, peludos y llenarme de besos babosos. A “La Casa” por ser Kankurua y abrir el espacio en donde el arte se traduce en libertad. A los maestros Edgardo, Gregorio, Tavo, Rafael por estar prestos a enseñar siempre, por tener confianza en lo solidario y por jugar! También gracias por los momentos a Pablo, a Miguel, a Enrique, a Aldo. Gracias a Dj Mandu por mostrarme la noche y ser el guía de fiestas, a los Patos por el patrocinio y a los Gatos por Don Gato y su apoyo a la música local… y a los músicos locales en general y a Leila y Santiago en particular por la mejor de todas las noches y las masitas de la mañana.
Estoy agradecida por cada sentimiento hermoso nacido en las miradas a los ojos, en los colores del atardecer, agradecida por las risas de los niños en los recreos, por los abuelos en bicicletas, por los boñatos, los cocidos, las tortas fritas y todo el mate que compartimos todos… gracias por quedarse en mi corazón..